Conversación con Jeshua, Octubre 2002
Yo soy aquel quien estuvo entre ustedes y a quien han conocido
como Jesús.
Yo no soy el Jesús de su tradición de la iglesia o
el Jesús de sus escrituras religiosas.
Yo soy Jeshua-ben-Joseph; yo he vivido como un hombre
de carne y hueso.
Yo alcancé la conciencia Crística antes que ustedes,
pero fui apoyado en esto por poderes que están actualmente
más allá de su imaginación. Mi venida fue un
evento cósmico – Yo me dispuse para
eso.
No fue fácil. No tuve éxito en mis esfuerzos por
transmitir a la gente la inmensidad del amor de Dios. Hubo mucho
malentendido. Llegué muy temprano, pero alguien tenía
que venir.
Mi llegada fue como arrojar una piedra en una gran piscina.
Todos los peces huyeron y la piedra se hundió en lo
profundo. Sin embargo, después de mucho tiempo, aún hay
ondas perceptibles. Se podría decir que la clase de
conciencia que yo quise transmitir, hizo su trabajo secretamente
después de todo.
En la superficie de la piscina hubo constantes perturbaciones;
bien intencionadas, pero las interpretaciones mal guiadas los
llevaron a ustedes a encontrarse y pelear unos con otros en mi
nombre.
Aquellos quienes fueron tocados por mi energía, motivados
por el impulso de la energía Crística, no pudieron
realmente integrarla con su realidad psicológica y
física.
Ha pasado mucho tiempo antes de que la conciencia
Crística pueda establecerse en la tierra. Pero ahora el
tiempo ha llegado. Y yo he regresado y hablo a través de
muchos, a través de todos y cada uno quien quiera oírme
y haya logrado comprenderme desde la quietud de sus
corazones.
Yo no predico ni juzgo. Mi esperanza sincera es hablarles de
la inmensa e inagotable presencia de Amor, accesible a ustedes en
todo momento.
Soy parte de una conciencia mucho más grande, una entidad
más grande, pero yo, Jeshua, soy la parte encarnada de esa
entidad (o campo de conciencia).
No me gusta mucho el nombre Jesús, porque éste ha
sido enredado con una versión distorsionada de lo que yo
represento. “Jesús” pertenece a las tradiciones
y autoridades de la iglesia. Este ha sido moldeado para adaptarlo
a los intereses de los patriarcas de la iglesia por siglos, tanto
que la imagen impuesta de Jesús está ahora tan alejada
de lo que yo represento, que realmente me complacería si
ustedes tan solo pudieran dejarla ir y liberarme a mí de esa
herencia.
Yo soy Jeshua, hombre de carne y hueso.
Yo soy su hermano y amigo.
Yo estoy familiarizado con ser humano en todos los
aspectos.
Yo soy maestro y amigo.
No me teman. Abrácenme como ustedes abrazarían a uno
de su familia.
Somos familia.
La energía Crística que yo he venido a ofrecerles
tiene sus raíces en una energía colectiva que ha
llegado más allá del mundo de la dualidad. Esto
significa que ésta reconoce los opuestos de bien y mal, luz
y oscuridad, dar y recibir, como los aspectos de una y la
misma energía.
El vivir desde la realidad de la conciencia Crística
significa que no hay lucha con nada. Hay una completa
aceptación de la realidad. Esta ausencia de lucha o
resistencia es su principal característica. Ya que Cristo (o
la energía Crística) reconoce los extremos de todos los
pensamientos, sentimientos y acciones como la manifestación
de una energía divina, no puede haber dualidad, ni juicio en
el modo en que “él” (la energía
crística) experimenta la realidad.
Permítanme darles un ejemplo aquí. Cuando el Cristo
(la energía crística) en ustedes observa un conflicto
armado entre personas, su corazón se lamenta por el destino
de los abatidos, pero ella no juzga. Ella siente el dolor y la
humillación con cada golpe, y su corazón está
lleno de compasión, pero ella no juzga. Ella observa al
atacante, aquél que porta el arma, quien tiene poder, quien
inflige dolor, y ella siente... el odio y la amargura dentro de
él, y su corazón se acongoja, pero ella no juzga. El
corazón de Cristo abraza todo el espectáculo con
profundo sentimiento de compasión, pero sin juicio, porque
ella reconoce todos los aspectos como experiencias a través
de las cuales ella misma ha pasado. Ella misma ha representado
todos esos roles, de ofensor y víctima, de amo y esclavo, y
ella ha llegado a comprender que ella no es ninguno de
ellos, sino, aquella quien sustenta a ambos.
La energía Crística ha pasado a través de todas
las energías de la dualidad. Se identifica a ella misma
ahora con la oscuridad, luego con la luz, pero a través de
todo, algo permanece igual. Y cuando ella reconoce esta
“semejanza” sustentando todas sus experiencias, su
conciencia obtiene una nueva clase de unidad: fue
“cristificada”.
La energía cristificada fue la energía que yo vine a
ofrecerles.
Quién fui, es difícil de explicar. Trataré de
hacerlo distinguiendo entre tres “identidades”:
Jeshua, Jesús y Cristo.
Yo, aquel que está ahora hablando, soy Jeshua. Yo fui el
ser humano que sostuvo la energía Crística en mi
encarnación sobre la Tierra. Esta energía también
puede ser llamada Cristo.
Jesús - en mi terminología - es el nombre
para el hombre Dios quien fue el resultado de la infusión
de energía Crística dentro de la realidad física y
psicológica de Jeshua.
Esta energía Crística fue derramada dentro de Jeshua
desde esferas de Luz que están – desde su punto de
vista – localizadas en su futuro. Jesús fue el hombre
que realizó milagros y citó
profecías.
Jesús fue un emisario de las esferas de luz, encarnado en
mí. De hecho, él fue mi propio futuro. Jesús fue,
desde mi perspectiva como el hombre Jeshua viviendo en la tierra,
mi propio futuro, quien llegó a ser uno con la energía
Crística. Debido a que el Cristo en él fue claramente
presente y visible a muchas personas que lo rodeaban, él les
pareció a ellos como divino.
Yo, Jeshua, fui un hombre de carne y hueso. El único, y
en algún punto, aspecto artificial de la
“construcción de Jesús” fue que yo
recibí su/mi ser Crístico desde el futuro. Yo no
llegué a ser cristificado en base a mi pasado y las
experiencias en él. Yo no adquirí iluminación de
una forma natural, sino por medio de la intervención como
quien dice desde afuera, por una infusión de la energía
de Cristo desde el futuro. Yo estuve de acuerdo en jugar este rol
antes de comenzar este tiempo de vida. Yo estuve de acuerdo en
ser ‘dominado’ por la presencia de Jesús, como
un acto de servicio, y también por un profundo deseo de
llegar a conocer la realidad de mis potenciales más
profundos.
Jesús, mi propio futuro desde las esferas de luz,
llegó a ser uno con la energía de Cristo. Sin embargo,
él no representa la energía completa de Cristo
aquí en la tierra, porque esta energía abarca más
que Jesús. Él es una parte o célula de ésta.
Cristo o la energía Crística (esto es más un campo
de energía que una entidad personal) es un colectivo de
energía el cual tiene muchos aspectos o
“células”, los cuales están cooperando de
tal modo que funcionan como un solo “organismo”.
Todas las células realizan una contribución única
a la totalidad y se sienten a sí mismas como individuos
mientras que también son parte de la totalidad. Uno
podría llamar a estos diferentes aspectos de la energía
de Cristo ángeles o arcángeles. Es
característico de los ángeles el hecho de que ellos
tengan un sentido de individualidad tanto como un alto grado de
desprendimiento, el cual les permite sentirse uno con
energías colectivas y estar feliz en su servicio. La idea de
(arc)angel es aclarada en la parte X de las series de los
Trabajadores de la luz.
Jesús fue una energía del futuro quien vino a la
tierra a traer iluminación y conocimiento a la humanidad.
Él vino desde otro mundo o incluso dimensión, y trajo
con él la elevada energía de esta realidad. La
conciencia de su propio Gran Ser permaneció intacta mientras
encarnó en la tierra. Debido a su presencia en mí,
Jeshua, yo pude comprender fácilmente la flexibilidad de las
leyes de la materia y “realizar
milagros”.
La razón por la que Jesús/Jeshua personalmente vino
a la tierra fue la de crear una apertura o portal hacia un
diferente estado de conciencia. Yo quise poner un ejemplo de las
posibilidades que están disponibles para cada ser humano.
En las esferas de la luz desde donde Jesús vino, se
percibió que la tierra se dirigía hacia una
dirección que podría terminar en una gran oscuridad y
propia alienación para las almas involucradas en el
experimento de la tierra. Se decidió que se entregaría
un impulso poderoso para el cambio, el cual podría
claramente mostrarles a los seres humanos las oportunidades
disponibles para ellos. Al enviar la energía personal de
Jesús, nosotros quisimos sostener un espejo a los seres
humanos y recordarles de su propio origen divino y los
potenciales dormidos que ellos llevan dentro. Los potenciales
para la paz, la libertad y la maestría sobre ustedes
mismos.
Cada ser humano es el maestro de su propia realidad. Ustedes
están creando su propia realidad todo el tiempo. Ustedes son
capaces de dejar ir una realidad miserable o insatisfactoria y de
permitir que la Luz entre y transforme su creación. El
hombre es su propio maestro, pero él tiende a entregar su
poder a autoridades externas quienes claman saber la verdad y
querer lo mejor para ustedes. Esto sucede en política,
medicina, educación, etc. También, su “industria
del entretenimiento” esta llena de falsas imágenes
acerca de la felicidad, éxito y belleza, las cuales
sólo sirven a aquellos que las construyen. ¿Han pensado
ustedes alguna vez cuánto dinero se gasta en crear
imágenes? En los medios, los periódicos, las
películas, en la radio y en la televisión, las
imágenes son difundidas todo el tiempo. ¿De dónde
vienen éstas imágenes? ¿Por qué están
ahí? ¿Quiénes las diseñan?
Las imágenes son el significado del poder ejercido
sobre la gente. Las imágenes pueden volver a la gente
servil y desconectada de sus verdaderas necesidades, sin hacer
uso de la fuerza física o la violencia. Las imágenes
pueden hacer que la gente voluntariamente entregue su propio
poder y autoestima. Éstas los engañan de tal modo que
ustedes no necesitan ser forzados violentamente a algo; ustedes
llegan a aceptar los valores retratados por la imagen como si
fueran propios y actúan acordemente. Esto es lo que
podríamos llamar control mental invisible y se yergue
sobre sus sociedades occidentales
‘libres’.
La función de la Luz es primeramente traer claridad,
conciencia y transparencia a las estructuras invisibles de
pensamiento y sentimiento que configuran su vida. Luz es lo
opuesto al control mental. Donde la Luz entra a la realidad,
quiebra los límites del mero poder y autoridad y desbarata a
las jerarquías basadas en eso. Ésta saca a la luz el
abuso de poder y libera a la gente de desilusiones e ilusiones
que quitan su poder de autodeterminación.
Jesús fue una amenaza para el orden imperante en el
tiempo que él vivió. Pero lo que él le contó
a la gente y directamente lo que él irradió, hizo que
las estructuras de poder sean vistas por lo que realmente eran.
Esto fue insoportable e inaceptable para la jerarquía
existente.
El rol de Trabajador de la Luz (Lightworker), que tomó
Jesús, fue pesado; especialmente para mí, Jeshua, el
ser humano que aceptó acarrear esta intensa, brillante
energía en mi tiempo de vida. Yo, Jeshua, fui casi
ensombrecido por la fuerza de la presencia de Jesús,
¡la presencia de mi propio futuro! Aunque ésta me
llenó de gran intuición, amor e inspiración, fue
casi un desafío físico acarrear o
“sostener” su energía. Yo no pude realmente
integrar su energía en mi ser físico –las
células en mi cuerpo ‘no estaban listas’ para
ello aún – por lo tanto en un nivel físico mi
cuerpo quedó exhausto al acarrear estas intensas
energías de Luz.
Aparte del aspecto físico, también hubo una carga
psicológica al llevar la energía de Cristo. Fue muy
duro para mí observar que la naturaleza de la energía
de Cristo era frecuentemente mal comprendida, incluso por mis
más cercanos amigos o ‘discípulos’. Como el
ser humano que yo era, algunas veces llegué a desesperar y a
dudar del valor del camino que había tomado. Yo sentía
que el mundo no estaba preparado para la energía
Crística. Yo sentía que su esencia no era reconocida.
Jesús fue realmente un pionero en su tiempo.
Con la llegada de Jesús a la tierra, una semilla fue
plantada. Fue la semilla de la energía de Cristo. La gente
fue conmovida por lo que dije e hice, e inconscientemente, al
nivel del alma, ellos reconocieron la energía de Cristo. En
lo profundo dentro de sus almas, una memoria fue excitada. Algo
fue tocado y puesto en movimiento.
En la superficie, en el nivel de lo que puede ser visto y
sentido en el mundo físico, mi venida creó mucha
conmoción. En virtud de la ley de la dualidad, la poderosa
infusión de Luz crea una reacción poderosa en la
Oscuridad. Esto es solo una cuestión de lógica. La Luz
provoca confrontación. Ésta quiere quebrar estructuras
de poder y dejar las energías prisioneras en libertad. La
Oscuridad es la energía que quiere suprimir y controlar. Por
lo tanto estas dos energías tienen intereses opuestos. Donde
una gana en poder, la otra devolverá el golpe para
defenderse y recuperar balance. Así, mi venida a la tierra
también generó mucha batalla y violencia, como una
reacción en contra a la Luz que yo vine a
esparcir.
La persecución de mis seguidores, los primeros
Cristianos, es un ejemplo de esta reacción en contra. Pero
los Cristianos mismos, los fundadores de la Iglesia, no evitaron
la violencia tampoco en su propósito de esparcir mis
enseñanzas. Piensen en las cruzadas y en la
inquisición. En el nombre de Cristo, han sido ejecutados los
más barbáricos hechos de oscuridad, tanto por
Cristianos como por no Cristianos.
Los maestros de la Luz, quienes decidieron enviarme como un
emisario a la tierra, fueron conscientes del hecho de que la
energía intensa y sin precedentes de Jesús podría
invocar fuertes reacciones de la oscuridad. Jesús
penetró en la realidad de la tierra como un cometa. Fue una
clase de medida de emergencia desde las esferas de luz, desde
energías que estaban profundamente preocupadas por la tierra
y sus habitantes. Fue un último intento de desviar la
dirección por la cual la tierra estaba siendo conducida, un
modo de interrumpir ciclos de ignorancia y destrucción que
se mantenían repitiéndose.
Los resultados fueron ambiguos. Por un lado, la Luz de
Jesús invocó mucha Oscuridad (en el modo de
reacción en contra). Por otro lado, la semilla de la
consciencia de Cristo fue plantada en los corazones de un
número de personas. Una importante razón para mi venida
fue despertar las almas trabajadoras de la luz en la
tierra. (Ver el otro material canalizado para una
explicación de la idea de trabajador de la luz). Ellos
serían más sensitivos y receptivos a mi energía,
aunque muchos también llegaron a perderse en la densidad y
oscuridad del plano terrestre. Los Trabajadores de la Luz son en
realidad emisarios de la Luz con la misma misión que
Jesús. La diferencia es que en su encarnación en su
cuerpo físico, ellos están menos conectados a su
más amplio Ser divino de lo que yo estuve. Ellos están
más sujetos a la carga kármica e ilusiones del plano
terrestre. Ellos están más ligados al pasado. Con la
encarnación de Jesús, ocurrió algo especial.
Jesús no trajo ninguna carga kármica del pasado y pudo
de este modo estar más fácilmente en contacto con su
divinidad. Él estuvo aquí en una manera artificial de
algún modo, una presencia desde el futuro, estando aquí
y allá al mismo tiempo.
La consciencia de los seres de Luz, quienes conjuntamente
decidieron ‘insertar’ la energía de Jesús
dentro de la realidad terrestre en aquel tiempo, no era perfecta
ni conocedora de todo. Todo ser consciente está en un
proceso de desarrollo y conocimiento de sí mismo en todo
momento. Entre los humanos, hay una creencia persistente de que
todo está predestinado por un plan divino; detrás de
esta creencia está la noción de un Dios dominante y
omnisciente. Esta noción es falsa. No hay
predestinación por una fuerza exterior. Solo hay
probabilidades, las cuales son el resultado de elecciones
internas que ustedes mismos hacen. Mi llegada a la tierra estuvo
basada en una decisión tomada por una energía colectiva
de luz, de la cual Jesús fue parte. Fue una decisión
que involucró riesgos y un resultado impredecible.
La energía colectiva de la cual estoy hablando es una
realidad angélica que está profundamente conectada a la
humanidad y a la tierra porque ella ayudó a crear al hombre
y a la tierra. En realidad, ustedes son parte de ella y no
están separados de ella en absoluto, pero estamos hablando
ahora multidimensionalmente, por ejemplo, a un nivel de
consciencia que está fuera de su marco lineal de tiempo. En
otra dimensión o marco de tiempo, ustedes son los
ángeles que integran las esferas de luz, de las cuales
Jesús descendió a la tierra. (Ver parte X de la serie
de los Trabajadores de la Luz para una explicación profunda
de multidimensionalidad y su naturaleza angélica). Ustedes
–trabajadores de la luz- están mucho más
interconectados con ‘el evento de Jesús’, esta
infusión de energía Crística en la tierra, de lo
que ustedes suponen. En cierto modo fue un esfuerzo colectivo, al
cual todos ustedes contribuyeron, y del cual yo Jeshua fui el
representante físico visible.
ustedes están
interpretando mal mi mensaje.
Yo deseé y todavía deseo invitarlos a ustedes a
creer en ustedes mismos, a encontrar la verdad dentro de
sus propios corazones, y a no creer en ninguna autoridad fuera de
ustedes.
Irónicamente, la religión oficial Cristiana me ha
colocado fuera de su realidad como una autoridad a adorar y a
obedecer. Esto es completamente lo opuesto de lo que yo
intenté hacer. Yo quise mostrarles que ustedes mismos
pueden ser un Cristo viviente.
Yo les pido ahora que reconozcan al Cristo interior, y que me
devuelvan a mí mi humanidad.
Yo soy Jeshua, hombre de carne y hueso, y verdaderamente un
amigo y un hermano de todos ustedes.
© Pamela Kribbe 2004
www.jeshua.net/esp
Traducción: Sandra Gusella
Página original en inglés:
http/www.jeshua.net/whoisjeshua.htm
Mi mensaje fue que la energía de Cristo está
presente en todos los seres humanos como una semilla. Cuando
ustedes me ven como una clase de autoridad,