La Atlántida y la lucha interna de los trabajadores de luz
Gerrit Gielen
Los Trabajadores de Luz han estado en camino durante muchas encarnaciones. En este artículo voy a hablar sobre su papel como autores en la época de la Atlántida y las vidas de víctima que tuvieron lugar después; sobre los conflictos internos que surgieron de estas experiencias conflictivas y cómo finalmente condujeron al nacimiento de la consciencia de Cristo.
La Atlántida y el surgimiento de la dualidad en la tierra
En primer lugar: ¿qué es la dualidad? La dualidad es la negación de la unidad interna del universo. Es la creencia en la división entre las personas, y del hombre frente a la naturaleza: hombres contra mujeres, unas razas contra otras, naciones en guerra, la naturaleza que nos amenaza y por lo tanto debe ser sometida. La dualidad es la creencia que estamos rodeados de enemigos contra los que tenemos que luchar. La dualidad es una ilusión mental que aprisiona a la humanidad; una ilusión que surge cuando nuestro pensamiento ya no se basa en el amor, sino en el miedo.
¿Qué tiene esto que ver con la Atlántida?
La Atlántida fue una civilización que surgió hace mucho tiempo cuando un cierto grupo de almas cósmicas, que originaron de otras partes del universo, decidieron encarnarse en la Tierra. En ese momento, ya había personas en la Tierra, a las que se podría llamar la gente de la Tierra. Tenían una sintonía interna algo diferente y una consciencia diferente. Eran muy “arraigados” y se sentían parte de la naturaleza de la Tierra; por ejemplo, veían a los animales como cohabitantes iguales. Debido a su vínculo con la Tierra, la energía de la Madre jugó un papel importante en su psiquis.
Los atlantes estaban más orientados al cosmos, eran conscientes de sus orígenes. Estaban más desarrollados mental e intelectualmente, y tenían los poderes del tercer ojo. También tenían un aspecto un poco diferente, eran más altos y de color más claro, y se consideraban superiores a los demás.
La consecuencia de su encarnación en la Tierra fue que surgió una sociedad de clases en la que los atlantes formaron la clase alta, la clase dominante. Entre otras cosas, habían venido aquí para ayudar y proteger a la gente de la Tierra. Pero también despreciaban a esos terrícolas, considerándolos seres menos evolucionados que necesitaban ser enseñados e iluminados.
Se puede comparar lo que sucedió entonces con lo que sucedió mucho más tarde en la historia de la humanidad, inspirados por los recuerdos subconscientes de la Atlántida, durante la Era de la Colonización. Los colonizadores blancos se veían a sí mismos como aquellos que vinieron a iluminar, a cristianizar e inculcar la civilización moderna en los “salvajes”. Incluso vieron esta tarea como “la carga del hombre blanco”: era el deber del hombre blanco iluminar al resto del mundo.
Fue solo más tarde que la gente comenzó a comprender que podemos aprender mucho de estos llamados “salvajes”: su vínculo con la naturaleza, el chamanismo, la espiritualidad de las tribus indias y la de un país como la India que trajo, y todavía trae, muchas ideas novedosas a nuestra sociedad occidental. Los ideales de la Ilustración que tan profundamente cambiaron nuestra sociedad se originaron en el encuentro con los indios que a menudo tenían poca simpatía con la sociedad jerárquica y orientada a la ganancia material de los europeos. “Libertad, igualdad y fraternidad” no es una invención europea.
Ahora estamos empezando a ver que esta colonización ha traído un inmenso sufrimiento y mucha miseria a los pueblos colonizados. Esta es una repetición de los temas atlantes. Los atlantes también pensaron que podían traer progreso y civilización, y actuaron partiendo de cierta arrogancia y falta de apreciación del valor de las culturas “primitivas” existentes.
En algún momento, esa civilización atlante terminó. Esto se debió en parte a las fuerzas de la Tierra (desastres naturales), y en parte también debido a una creciente consciencia del pueblo atlante de que estaban haciendo lo incorrecto y estaban consiguiendo lo contrario de lo que pretendían. El resultado fue que la civilización atlante se colapsó.
Luego, en encarnaciones posteriores, los atlantes se mezclaron con la gente de la Tierra. Se convirtieron en parte de ellos. Sin embargo, la larga civilización atlante, que duró unos cien mil años, tuvo un profundo impacto psicológico. Funcionó como una especie de molde energético para las sociedades futuras.
La gente de la Tierra comenzó a imitar la cultura de sus señores anteriores, tratando de recrear la Atlántida en su forma de vida y trabajo. Y con eso, los errores de la Atlántida también se repitieron. Habían interiorizado las ideas dualistas que surgieron en la época de la Atlántida.
El legado psicológico de la Atlántida
Mencionaré aquí tres ejemplos de mentalidad dualista que se originaron en la Atlántida, mentalidades con las que todavía estamos luchando.
1. La creación de una clase gobernante
Para empezar, la gente de la Tierra asimiló la idea de una clase dominante atlante. Esta internalización llevó a la creación de la nobleza de entre ellos, una clase de personas que tenían derechos especiales debido a su sangre y ascendencia. Esta era una clase dominante de personas que eran especiales por nacimiento, y a menudo, como con los faraones de Egipto, incluso considerados divinos. Los poderes divinos se les atribuyeron a partir de un recuerdo del poder del tercer ojo de los atlantes.
Esa nobleza, con la familia real como la más alta nobleza, todavía hoy está aquí. Basada en la herencia, las personas se colocan por encima de los demás y se llaman rey o reina. El hecho de que la influencia de la realeza esté disminuyendo muestra que la humanidad se está liberando de las consecuencias psicológicas de la Atlántida. Sin embargo, la idea jerárquica de que ciertas personas son mejores que otras, es profunda y sigue siendo la causa de mucha injusticia y sufrimiento.
Esos mismos gobernantes a menudo se preocupaban más por expandir su poder a través de guerras y autoglorificación que por mejorar el bienestar de sus súbditos. Su creencia de que fueron elegidos por Dios para gobernar sobre otros no les ayudó.
2. Subyugación de la naturaleza
Otro resultado de la Atlántida es la idea de que la Tierra es algo que debe ser controlado. Los atlantes nunca se sintieron realmente parte de la Tierra; sabían que tenían un origen diferente y se identificaban con ese origen cósmico. Menospreciaban a la Tierra y creían que la Tierra y la naturaleza tenían que ser controladas. Y al hacerlo, crearon una creciente tensión con la naturaleza que eventualmente llegaría a una erupción fatídica y causaría la destrucción de la Atlántida.
En nuestros tiempos, esta creencia ha llevado a una alienación del hombre hacia la naturaleza. Al esforzarse por imitar a los atlantes, la gente de la Tierra olvidó lo que se les había dado: un vínculo profundo con la Tierra y todos sus seres vivos. Esto también explica las extrañas contradicciones que a vecen surgen en hombre moderno. La gente puede amar mucho a sus mascotas y aun así comer carne de la industria cárnica en la que los animales son horriblemente maltratados. La gente gasta gran parte de su energía en apaciguar a su jefe y no en sus hijos y familiares. A nuestro alrededor vemos choques entre los viejos patrones energéticos originados en la Atlántida y las energías naturales de la gente de la Tierra.
3. La espiritualidad jerárquica y la falsa consciencia de unidad
Estrechamente relacionado con esto, y de gran importancia, está el hecho de que la gente de la Tierra, siguiendo a los atlantes, estableció una forma jerárquica de espiritualidad. Debido a que las almas atlantes se identificaron fuertemente con sus orígenes cósmicos, su experiencia de espiritualidad estaba fuertemente orientada hacia el cosmos, lo de otro mundo. A La Tierra misma, la naturaleza terrestre, se la consideraba como inferior. Así que, esencialmente, introdujeron una espiritualidad dualista.
Hoy vivimos con este legado. La mayoría de las enseñanzas espirituales de Oriente y Occidente condenan lo terrenal, lo sensual, lo físico y la sexualidad. Se supone que debemos trascenderlos y enfocarnos en “lo sublime”, lo de otro mundo; lo terrestre es lo inferior, lo mundano. Esto es esencialmente consciencia atlante, que está dirigida al cosmos. Su objetivo es someter a la Tierra y también proclama la idea de una clase alta que enseñará a “la gente” sobre ello.
Esta espiritualidad jerárquica a menudo promueve una falsa idea de unidad. Ejemplos de esto son que:
- Hay un solo Dios, pero también hay un diablo.
- Hay un cielo, pero también hay un infierno.
- Todo es uno, pero tu ego, tu personalidad no es parte de él.
- Todos somos uno, pero algunos son más “uno” que otros, y algunos no pertenecen a esa unidad en absoluto.
- Todo es uno, pero la Tierra no es parte de ella y la vida en la Tierra nos mantiene alejados de esa unidad.
- Todo es uno, pero debemos liberarnos del mundo exterior; no es parte de él.
Es muy sencillo: cuando todo es uno, todo pertenece a esa unidad. La personalidad, el ego, el juego, el dinero, las ilusiones, la sexualidad, la Tierra, lo interno, lo externo, el tiempo y espacio: todo lo que tiene un nombre pertenece a esa unidad y puede ser visto y amado y tiene su significado. Resistirse a algo, negar algo, siempre conduce a la dualidad, y la creencia en la dualidad conduce a la tensión psíquica y a los conflictos internos y externos.
Las consecuencias de la dualidad son dramáticas: la supresión de la propia sexualidad, la supresión de una espiritualidad y creatividad naturales, y el surgimiento de sentimientos profundos en las personas de culpabilidad, vergüenza e inferioridad. El sufrimiento y el daño psicológico que estas ideas han causado están más allá de lo que podemos comprender. No solo son las principales religiones del mundo las culpables de esto, sino que en todas partes vemos gurús “iluminados” que predican la consciencia de unidad y mientras tanto abusan sexualmente de sus estudiantes.
Fueron principalmente los propios atlantes quienes, reencarnados después de la caída de la Atlántida y ahora conscientes de sus errores, chocaron con estas ideas jerárquicas. Se rebelaron contra su propia herencia, y generalmente fueron condenados por hacer eso por las sociedades en las que vivían. Pasaron de gobernantes a perseguidos, de perpetradores a víctimas.
La confrontación con el pasado
El camino tomado después de la Atlántida no fue fácil para las almas atlantes. Vivir entre la gente de la Tierra, y bajo la carga energética de la Atlántida, fueron experiencias dolorosas para estas almas. Se convirtió en un camino de autodescubrimiento, pero también en un camino hacia la verdadera enseñanza. Fue una confrontación con el pasado.
Como he mencionado anteriormente, las estructuras e ideas que los atlantes habían creado siguieron vivas en la gente de la Tierra después de la caída de la Atlántida. Habían interiorizado estos conceptos: las ideas de jerarquía y clase, y la subyugación de la naturaleza; la idea de una espiritualidad ascendente y el descuido de los chakras inferiores.
Resultaron ser estructuras que los antiguos atlantes, tanto por su arrogancia natural como por su creciente consciencia del corazón, no podían soportar en absoluto. Irónicamente, fueron ellos los que más chocaron con las ideas jerárquicas y las estructuras sociales que de antaño habían creado. Se convirtieron en los rebeldes, los forasteros, los revolucionarios, y también en las brujas quemadas en la hoguera.
Psicológicamente, sin embargo, tuvo lugar un desarrollo muy valioso: comenzaron a identificarse con la gente de la Tierra; vieron su calidez, su humanidad, su amor por sus hijos. Y vieron lo que el sistema les estaba haciendo. Por primera vez, el amor verdadero y la comprensión surgieron entre ellos, algo que había faltado en los tiempos de la Atlántida. El primer paso hacia la verdadera enseñanza había empezado.
De Atlante a trabajador de luz
El error fundamental que cometieron los atlantes fue que querían hacer que las personas fueran conscientes de su divinidad imponiéndoles una autoridad externa. Eso no funcionó; la gente comenzó a creer sólo en una autoridad (divina) fuera de sí mismos.
Al comenzar a vivir entre la gente de la Tierra, y a menudo se convirtieron ellos mismos en víctimas, es cuando empezaron a hacer contacto con la realidad terrenal desde su interior y cambiaron las cosas desde dentro hacia fuera. Fue solo entonces cuando muchos cumplieron su misión espiritual. Al mantenerse fieles a sí mismos, a pesar de la persecución, a pesar de ser quemados en la hoguera, mostraron algo a las personas. Principalmente, que hay un poder interno, una autoridad interna y una divinidad que no puede ser sometida por el poder externo. Al hacerlo, mostraron lo que realmente significa la espiritualidad. Su luz interior se mostró en su impotencia: una luz interior que está libre de autoridad.
La victimización adquirió significado.
Así, los atlantes se convirtieron en los maestros que siempre quisieron ser, se convirtieron en trabajadores de luz. La Era de la Ilustración comenzó. La humanidad comenzó a liberarse de sus grilletes mentales.
Para completar conscientemente la transición de atlante a trabajador de luz, se requieren tres pasos.
1) Liberarse del pensamiento de víctima
El pensamiento de víctima implica que hay un perpetrador. Esos perpetradores son, por supuesto, los gobernantes actuales. Conspiraciones oscuras, a veces extraterrestres, a menudo se sospechan detrás de esos gobernantes. En cierto sentido, eso es correcto, sólo que la trama es la energía del pasado, el de la Atlántida. Los propios atlantes son la conspiración contra la que están luchando. El culpable no está en el mundo exterior, sino dentro de ellos mismos.
La transición de la consciencia atlante a la consciencia de Cristo se puede hacer abrazando con amor al atlante dentro de cada uno desde la consciencia de la Tierra, mostrando al atlante el poder y la belleza armoniosa de la naturaleza. Mira al atlante en ti mismo y di: “Ve la sabiduría de una tribu india, la conexión intuitiva con la naturaleza. Siente que la luz está en todo, incluso en cada piedra. Siente lo que significa la unidad, que realmente todo pertenece a esa unidad, incluidos los chakras inferiores, así como la sexualidad y la emotividad. Siente la naturaleza, siente el amor de la Tierra”.
2) Soltar el pensamiento de superioridad
Al reconocer y abrazar al atlante en ti mismo desde la sabiduría que ahora has adquirido después de todas esas encarnaciones, desmantelamos las ideas que los atlantes trajeron a la Tierra y de las cuales la Tierra todavía sufre hoy: la mentalidad de superioridad; el pensar que sabes cómo hacerlo por los demás.
Cada ser humano tiene un alma y a un nivel profundo cada ser humano sigue su camino. Nunca se puede saber por otra persona cómo recorre ese camino, y qué experiencias, a veces difíciles, alguien busca y cuáles son sus razones. Si alguien necesita consejo en su camino, lo pedirá. Muchas personas que se llaman a sí mismas maestros espirituales están esencialmente alejando a otros de su propio camino del alma. Un buen maestro infunde confianza en sus alumnos en su propia autoridad interior y se hace superfluo lo más rápido posible. Mientras no seáis Todo, mientras no seáis el Uno, nunca podréis entender plenamente las elecciones y el camino de otro.
3) Trascender la dualidad interna
Hemos sido tanto perpetradores como víctimas. Podemos llegar a una síntesis amorosa de ambos cuando entendamos que la dualidad no es algo del mundo exterior, sino de nuestro propio mundo interior. Tanto el perpetrador como la víctima están dentro de nosotros. Al final, la víctima no es víctima de un perpetrador externo, sino de un perpetrador en nuestro interior. Después de un largo viaje de muchos siglos, la energía perpetradora encontró su camino de regreso hacia nosotros. Trascendemos esa dualidad interna mirando con amor al perpetrador en nosotros. Comenzó con la mejor de las intenciones: difundir su luz y su conocimiento. Al mismo tiempo, ese es el comienzo del error: la creencia que otros no pueden encontrar el camino por sí mismos; que están perdidos sin ti, porque sabes lo que es mejor y ves el camino correcto.
Así es como el ayudante se convirtió en el perpetrador, y eventualmente esa energía del perpetrador regresa a ti. Casi todas las estructuras con las que chocan los trabajadores de luz en este mundo, las rígidas autoridades eclesiásticas y seculares, las organizaciones que explotan la Tierra, etc., fueron creadas por ellos mismos en algún momento de un pasado ahora olvidado. La forma de desmantelar esas organizaciones no es luchar contra ellas, sino eliminar su caldo de cultivo perdonando con amor e integrando al perpetrador en uno mismo. Esto es lo que llamamos consciencia de Cristo.
Consciencia de Cristo
La consciencia de Cristo es consciencia de unidad. Es el reconocimiento de que el mismo origen divino está presente en todos los seres vivos. La consciencia de Cristo implica un amor incondicional por todo, y todo realmente significa todo. Así que no es: sólo puedes alcanzar lo más alto si alejas algo, si suprimes lo terrenal y dices “no” a la parte terrenal. Ama a tus enemigos; ama todo lo que piensas que no pertenece, porque sí pertenece.
En un sentido más profundo, la consciencia de Cristo nace del matrimonio entre los atlantes y la gente de la Tierra. Los atlantes tenían la sintonía cósmica, las almas de la Tierra la sintonía con la Tierra y la naturaleza. El amor, y la integración de ambas sintonizaciones, surgen de un encuentro de iguales entre ambos; la apreciación igualitaria de lo terrenal y lo cósmico. Ver la increíble riqueza del mundo exterior con su hermosa naturaleza y el reconocimiento de la divinidad interior: el aprecio por lo grande y lo pequeño.
Es la combinación de la creencia en lo divino en el hombre (atlante) y la creencia en la igualdad de todas las personas (terrenal). La espiritualidad que proviene de esto es el reconocimiento de lo divino en todo: una verdadera consciencia de unidad.
El nacimiento de la consciencia de Cristo también ha sido, en última instancia, la misión esotérica más profunda de los atlantes. Vinieron a la Tierra con la intención de ayudar a la Tierra, protegerla de las fuerzas hostiles e iluminar a la gente que estaba aquí. Pero en el fondo, también sabían que ellos mismos tenían algo que aprender en la Tierra: calidez emocional, conexión con la Tierra y la naturaleza, vivir en el ahora, y que este era el camino hacia la consciencia de Cristo.
El secreto de la consciencia de Cristo
Hacemos una distinción entre los mundos internos y externos, pero para la consciencia de Cristo no existe tal distinción. El mundo exterior es un reflejo de nuestro mundo interior, el amor en nuestro mundo interior conduce a la armonía en el mundo exterior. La lucha interna crea dualidad en el mundo exterior.
Ese mundo interior no se limita al presente: una vez que integramos el pasado y nos liberamos interiormente de él, irradia a todas las vidas que hemos experimentado en la Tierra. Al integrar con amor al perpetrador en nosotros, al atlante en nosotros, desmantelamos las estructuras de poder de un pasado antiguo.
El secreto de la consciencia de Cristo es que no es sólo algo del ahora, es una consciencia amorosa que fluye a través de todas nuestras encarnaciones trayendo sanación. Una ola amorosa que toca todas las facetas de nosotros dondequiera que estén en el tiempo y el espacio. Eleva toda la historia a una consciencia diferente.
Finalmente
Hemos recorrido un largo camino. Primero vivimos como gobernantes superiores a la gente de la Tierra, y los cargamos con ideas y estructuras que todavía hoy les obstaculizan. Después comenzamos a vivir entre ellos y comenzamos a luchar contra esas estructuras; contra las estructuras de poder, las clases altas, contra la espiritualidad jerárquica impuesta que condenaba la sexualidad y suprimía lo terrenal. Ahora se trata de abrazar la consciencia de Cristo, dejar que ambas fuerzas se unan y sentir que encontramos la unidad en esto. La consciencia de Cristo nace del matrimonio de lo terrenal y lo cósmico. Surge al trascender la dualidad interior, la del perpetrador y la de la víctima.
La consciencia de Cristo nace cuando liberamos la lucha interior; nace de la comprensión de que todo en nosotros pertenece y anhela el amor. Nace cuando damos amor a todo dentro de nosotros mismos; nace de la armonía que entonces surge.
Es una consciencia sanadora que difunde su luz no solo en el presente, sino en cada momento que hemos vivimos y respirado aquí.
Es el amor que trasciende al tiempo y al espacio.
© Gerrit Gielen
Traducido del inglés por Cristina Yoh
2 thoughts on “La Atlántida y la lucha interna de los trabajadores de luz”
Gracias 😊
Infinitas gracias por darle luz a todo lo que integramos a lo largo de muchas encarnaciones, me quedo con esta preciosa frace: Es el amor que trasciende al tiempo y al espacio . Nuevamente Infinitas Gracias por tanto.