El cambio interior es la clave
Pamela Kribbe canaliza a Jeshua
Queridos amigos, queridos asistentes, soy Jeshua, vuestro hermano y espíritu afín.
Yo fui un ser humano en la Tierra —no lo olvidéis. Fui un ser humano entre los demás y vine a traer algo nuevo, una chispa de consciencia que conmoviera los corazones de la gente. En mi humanidad a menudo me atormentó la desesperación, porque me sentía como si estuviese llevando agua a un desierto, un desierto en medio del cual yo también sufría. Desde el punto de vista energético, predominaba una consciencia colectiva velada o cerrada por el miedo y pensamientos de poder. En la época en que viví imperaba una jerarquía poderosa que lo mantenía todo y a todos —ricos y pobres, poderosos e indefensos, hombres y mujeres— separados y en su lugar. De resultas, la energía del alma, que es una energía de libertad y creatividad, apenas podía fluir. Vine a traer innovación, pero con frecuencia me sentí atrapado en la realidad de mi época.
Os cuento esto porque estáis viviendo algo muy parecido. En vuestros corazones ha despertado una consciencia en la que habita algo nuevo. Oís la llamada de vuestro corazón pero, al mismo tiempo, sentís que no podéis adaptaros ni encajar en el marco de la consciencia tradicional, lo que genera una fractura en vuestro interior. Deseáis fervientemente seguir la llamada de vuestro corazón, viviendo con pasión e inspiración, y dando forma a lo nuevo, pero percibís la oposición, la resistencia y la inercia de las estructuras de poder establecidas. Dichas estructuras están basadas en el miedo y quieren teneros sujetos al pasado; son rígidas, buscan mantener el control y se resisten a que el alma fluya libremente.
Os encontráis en el mismo dilema en que estaba yo; vuestro camino no es tan distinto al mío. Y es por eso por lo que me dirijo a vosotros como hermano y espíritu afín, para que podáis entender y comprender quiénes sois. Sois mensajeros. Por otra parte, también sois seres humanos con el deseo de experimentar la conexión con los demás al estilo humano. Por tanto, la pregunta es: ¿cómo hacer para traer lo nuevo y convertiros en líderes de la nueva era, al tiempo que os defendéis y protegéis lo suficiente de una realidad a la que no podéis acomodaros a nivel del alma?
Muchos trabajadores de la luz tienen el mismo problema. Son personas sensibles y extremadamente complejas que experimentan la resistencia de la sociedad que los rodea y a quienes conmueven el dolor y el sufrimiento de los demás, además del dolor de la naturaleza, debido a la violencia infligida a la Tierra. La humanidad se enfrenta a una crisis global de la naturaleza, así como a desastres humanos y más sufrimiento, y cada vez hay más indicadores de la necesidad de un cambio fundamental. Vosotros ya sentís esa llamada en vuestro interior: la urgencia de abrirse a otra consciencia Ahora bien, cuando atendéis esa llamada, la llamada de una consciencia del corazón, también os dais cuenta de que sois unos extraños, unos marginados. Observáis la realidad y veis y sentís que no encajáis en ella.
Os pido que, en primer lugar, comprendáis que ese aislamiento y esa soledad que padecéis están fuertemente vinculados a quienes sois y a lo que traéis de vuestra alma. Por lo tanto, sentid vuestra grandeza —sentid la luz de vuestra alma. A menudo os sentís abandonados y rechazados, o que no podéis participar en este mundo. Pero sabed que no es porque hayáis fracasado o renunciado. Os distanciáis precisamente porque el mayor desarrollo de vuestro corazón y sensibilidad os impide vivir según el patrón establecido.
Vuestra reacción es también fruto de las imágenes de éxito de vuestro mundo, de las cosas que se supone que tenéis que lograr. Esas falsas imágenes han penetrado en vuestra consciencia y os hacen sentir que estáis como al margen y que sois unos fracasados al no encajar en ellas, lo que genera inseguridad en vuestro interior. Es por lo tanto muy importante que desmontéis esas imágenes y que de verdad entendáis cuál es vuestro papel en estos momentos: sois precursores de lo nuevo. Ese es el primer paso: entender quiénes sois, comprender por qué necesitáis un espacio propio, por qué sois diferentes y por qué, en el marco de los modos habituales de pensar y obrar, a menudo no podéis ser vosotros mismos. Y es fundamental que lo entendáis no solo con la cabeza, sino también en vuestro corazón y que recordéis su llamamiento.
Prestad ahora atención a vuestro corazón. Daos la bienvenida en él. Sentid que sois pioneros. Sentid que recordáis algo significativo, que traéis con vosotros una profundidad y una sabiduría muy necesarias para el mundo, aunque este no reconozca ni sea consciente todavía de esa sabiduría. No obstante, cada vez hay más cosas que están empezando a cambiar, sobre todo a raíz de las crisis actuales que sufre la Tierra. Se están abriendo agujeros en la vieja consciencia. Cada vez es más fácil cuestionar las imágenes tradicionales de liderazgo, en particular las del liderazgo dogmático, rígido y masculino, que es precisamente el que sigue predominando en muchos ámbitos del mundo. Este tipo de liderazgo socava su propia validez porque demuestra a un número cada vez mayor de personas cómo funcionan el poder y el control en muchas áreas de la vida. Las viejas estructuras son cada vez más visibles.
Vosotros desempeñáis un papel en este proceso, al encarnar una consciencia que se aleja de las estructuras establecidas. Con todo, todavía os aferráis a viejas ideas de cuál es, para un trabajador de la luz, la mejor manera de cambiar las cosas y casi siempre respondéis adoptando actitudes orientadas a la acción. Sin embargo, vuestro entorno cambia principalmente como consecuencia de la calidad de vuestra consciencia, y eso ejerce una enorme influencia. Impulsados por las imágenes de la sociedad, aún tenéis tendencia a plantearos resultados tangibles: «¿Qué se supone que he de hacer? ¿Qué tipo de trabajo? ¿Cuál es mi papel?». Ese énfasis en el «hacer» con frecuencia os desestabiliza y, además, os vuelve impacientes, porque apenas veis resultados concretos en el mundo exterior.
Empero, un cambio real de consciencia se opera internamente y solamente pasado un tiempo se aprecian sus consecuencias externas. Esto también se aplica a cada uno de vosotros individualmente, a vuestra propia vida. Al mirar atrás, podéis apreciar profundas transformaciones emocionales en vuestra vida que solo más tarde dieron fruto. De hecho, esas transformaciones suelen ocurrir mucho después de lo que pensáis o esperáis porque esos cambios internos tienen lugar en un nivel muy profundo. No es como apretar un botón en la cabeza y listo; no se trata tanto de procesos mentales como de procesos emocionales. Cada uno de vosotros tiene unos hábitos y patrones emocionales que requieren de mucha fuerza, silenciosa introspección y sentimiento para ser desarmados. Y esto es así en lo individual pero también en lo colectivo.
Vuestra principal fortaleza radica en el trabajo interno que todos hacéis, un trabajo que tiene consecuencias en el exterior. No os fijéis demasiado en lo que veis cuando miráis el mundo que os rodea, porque la clave es el trabajo interior. Es especialmente importante, sobre todo en vuestra vida actual, en estos momentos, que os centréis en vuestro interior, porque ahí es donde suceden los milagros. Miraos de frente con amor y apertura de mente, sin juzgaros, y ved a través de las representaciones e imágenes con las que la sociedad os ha condicionado. En ello radica vuestra gran misión y así es como, sin saberlo, irradiáis vuestra luz a los demás.
Sed conscientes, por un momento, de los juicios que albergáis con respecto a vuestra vida o a vosotros mismos. Pensad en algo que consideréis que no va bien en vuestra vida y si creéis que es culpa vuestra o de los demás. En todo juicio hay siempre cierto filo. La condena conlleva agresión, la cual también puede estar dirigida hacia vosotros mismos. Fijaos en si lo hacéis y cómo. Y sentid cómo os bloquea la energía de ese juicio. Los juicios cierran la puerta, que es justo lo contrario de permanecer abiertos y fluir con vuestra alma.
Preguntadle a vuestro cuerpo: «¿Dónde me estoy bloqueando al juzgarme?». Localizad qué parte de vuestro cuerpo reacciona y está conectada a ese juicio. Quizás notéis que hay una parte que se siente constreñida o contraída porque, decepcionados y desilusionados, os estáis retirando de la vida. ¡Abrid de nuevo esa puerta! Centraos en esa parte contraída e imaginad que la bañáis en una especie de energía líquida que fluye hacia ella, una energía amable, cálida y agradable. Sentid que esa energía quiere llevaros a una nueva vida, una nueva consciencia, y que podéis soltar los juicios.
Daos espacio. Permaneced abiertos a aquello que es nuevo y que vuestra mente pensante aún no puede aprehender. Asumid que vuestra consciencia está en proceso de transformación y que una auténtica transformación siempre lleva más allá de los límites de lo conocido. Lo que significa que todavía no podéis saber exactamente qué va a pasar. Pero intentad no vivirlo ni comprenderlo ni predecirlo desde lo viejo, lo conocido, sino desde una apertura hacia lo nuevo —una nueva consciencia. Esto es lo más importante. Lo demás, los acontecimientos externos, irán cayendo por su propio peso.
Muchas gracias por vuestra atención. Nunca estáis solos. Estáis siempre conectados con un campo de espíritus y almas afines que os respaldan.
Muchas gracias.
© Pamela Kribbe
Traducción de Laura Fernández