Pamela Kribbe canaliza a Jeshua

Queridos amigos, soy Jeshua.

Hace dos mil años fui portador de la energía Crística. Ahora estoy aquí con vosotros para despertaros a la luz que se encuentra dentro de vosotros. Esa luz se ha vuelto única, tuya, propia, y lleva el sello de tu individualidad. Y, al mismo tiempo, es una luz que te conecta con un inmenso campo de luz, de vida, que es dinámica y en movimiento. Puedes llamar a este campo la energía Crística, o puedes darle otros nombres; pero, en realidad, no puede ser nombrado. Esto lo han intentado muchas religiones y, también a un nivel superior, muchas tradiciones místicas. Lo que realmente importa es que puedas experimentar esta energía, que la sientas intuitivamente. Esta luz dentro de ti está conectada a una luz más vasta que fluye a través de todas las cosas. No es algo que esté lejos de ti, no está determinado por el tiempo ni el espacio. Está en todo: en la materia, en tu cuerpo, en tus pensamientos, en tu mente, y en tu corazón — esta luz está dentro de todas las cosas. Cuando experimentas esta luz, muchas cosas se desvanecen. La preocupación, la inquietud y los pensamientos ansiosos desaparecen porque los pensamientos que provienen de la ansiedad y la preocupación se deben principalmente a una falta de conexión con tu luz.

Ahora te pido que sientas esta luz dentro de ti sin pensar en ello, haciendo una pausa, deteniéndote y observando tus propios pensamientos. Imagina que estás rodeado de esta luz. Imagínala como un manto luminoso que fluye alrededor de tu cabeza y de tus hombros. Luego, visualízala cubriendo toda tu espalda, bajando hacia tus piernas y pies. Después haz lo mismo con la parte frontal de tu cuerpo. Visualiza este manto de luz envolviendo tu rostro y cuello, tu pecho y abdomen, bajando hasta tus piernas y pies. Siente este manto de luz transparente, vibrante, y suave fluyendo a tu alrededor — y déjate llevar por él.

A medida que haced esto, haceos conscientes de cuánto os preocupáis, de cuántos pensamientos ansiosos vienen a vosotros, pensamientos acerca de cómo lo estáis haciendo. «¿Cómo va mi vida? — ¿Qué sigue? — ¿Cuál es mi tarea, mi misión? — ¿Qué estoy haciendo mal? — ¿Por qué no me siento feliz?» Os bombardeáis a vosotros mismos con preguntas alarmantes. Y la respuesta a muchas de estas preguntas es simple — os sentís así porque estáis aquí en la Tierra.

¿Por qué no os sentís felices? ¿Por qué os sentís alejados de la vida? ¿Por qué no os sentís relajados? ¿Por qué creéis que tenéis que trabajar en vosotros mismos? ¿Por qué creéis que no sois buenos? Porque aquí en la Tierra os encontrais en un campo de conciencia que, siglo tras siglo, ha sido infectado por sentimientos de miedo, y una sensación de carencia y de lucha. Necesitáis haceros conscientes que gran parte de vuestro miedo y ansiedad son causados únicamente por la absorción de la atmósfera colectiva que os rodea. Por lo tanto, no lo toméis como algo demasiado personal — vosotros sois sensibles por naturaleza. Y debido a vuestra naturaleza altamente desarrollada, vuestro corazón abierto es sensible a las cosas que os rodean.

Muchos de los estados de ánimo sombríos y pensamientos oscuros que sientes no son tuyos. Tus condicionamientos comienzan cuando naces y continúan durante la infancia, a medida que creces con tus padres y familia. Como una esponja, absorbes sus sentimientos, pensamientos e ideas sin cuestionarlos. Y eso simplemente forma parte de lo que significa ser un humano. No estoy diciendo que el proceso sea incorrecto; simplemente forma parte del nacer en esta atmósfera terrestre. Como niño, sin ni siquiera darte cuenta, absorbes muchísimo a través de tu aura, en tu campo energético, que se contamina, por así decirlo, con las vibraciones más bajas de miedo, división, ideas dogmáticas, moral limitante — por nombrar algunas.

Lo que quiero que entiendas es que, debido a que eres extremadamente sensible, interpretas muchos de tus pensamientos y sentimientos negativos como un problema personal que necesitas resolver. Te harías un gran favor si crearas una barrera más fuerte a tu alrededor que te permita darte cuenta cuándo estás siendo influenciado por energías externas que no te pertenecen. Si sabes distinguir claramente, por un lado, entre tu propia energía auténtica y tu propio nivel de consciencia, y por otro, el mundo que te rodea, te sentirás menos confundido y podrás centrarte en cuáles son realmente tus propios problemas. Y te aseguro que son muchos menos de los que crees, porque la mitad o más de la mitad de lo que experimentas como negatividad proviene de afuera. Y no tienes que hacer nada al respecto. Lo que puedes hacer es separarte emocionalmente de tu entorno, conectar más profundamente contigo mismo y sentir lo que realmente hay ahí. Entonces, puede que experimentes que gran parte de la pesadez y la sobrecarga que sientes provienen de personas que son importantes para ti o por cuyas ideas estás influenciado.

Cuando te animo a rodearte con un manto de luz, quiero recordarte quién eres, tu esencia. Quiero recordarte quién eres más allá de los pensamientos terrenales y colectivos, más allá de las ideas ancestrales que te limitan. El manto de luz es capaz de separarte de lo que has absorbido de los demás y despertarte a tus propios temas internos, que tienen que ver con qué y con quién eres. Sois trabajadores de la luz, almas que se sienten atraídas por la Tierra para ayudar aquí a transformar la conciencia y darle una nueva forma. Como resultado, sois, por definición, diferentes, por lo que no estáis al ritmo de la conciencia de masas.

Con el fin de cumplir adecuadamente este rol, primero que todo, debéis ser muy conscientes que no estáis al ritmo de la conciencia colectiva, y que hay una razón por la que os sentís diferentes — un extraño en tierra extraña. Necesitáis dejar de adaptaros, y eso lo lográis separándoos de la influencia de vuestro entorno tanto como os sea posible. Y con esto no quiero decir que tengáis que sentaros a meditar en la cima de una montaña, solos, sino que toméis consciencia de lo que absorbéis: cosas que no tienen nada que ver con quiénes sois. Y esto incluye las energías de vuestros seres queridos, como padres, hijos, parejas, y de todos aquellos en cuyas vidas estáis involucrados. No sois responsables de sus energías – así que ¡concentraos en vosotros mismos!

Ahora imagina ese manto de luz que te envuelve y te protege de los miedos colectivos y de las imágenes negativas que, en esencia, no tienen nada que ver contigo. Siéntete libre – en calma y espacioso. Y también siéntete libre de enojarte con todo lo que te atrae y te afecta desde afuera. El mundo te distrae, debido a tu sensibilidad, y eso debilita tus límites. Pero puedes establecer un límite más definido al recordar tu grandeza. Estás aquí para traer luz, y solo puedes hacerlo si la luz que llevas dentro no está siendo drenada por influencias externas.

Ahora imagina que tu yo masculino — la parte masculina en ti y en tu alma — se hace mucho más grande. Tu parte masculina te protege de las influencias externas y resguarda tu energía femenina, tu energía de conexión, amor, comprensión y empatía con los otros. Esta energía femenina en ti, tu sensibilidad, necesita protección. En cualquier forma que quieras imaginarla, ahora deja que la energía masculina en ti te proteja de la manera que te parezca atractiva o apropiada, como en la forma de un caballero armado a tu lado, protegiéndote. O en la forma de una cúpula que te rodea con protección. O puedes ver una espada frente a tu campo energético, una espada brillante que establece firmemente tu límite y te protege. Tu campo energético merece protección.

Ahora imagina que entras en ti mismo, dentro de esa protección. Ese espacio interior protegido al que entras es donde estás en Casa. Observa que, al hacerlo, dejas atrás la cabeza y entras en el silencio. Date cuenta que gran parte de tus preocupaciones desaparecen cuando te encuentras rodeado de tu luz natural, protegido y, al mismo tiempo, sensible. Ahora siente, desde esta consciencia clara, dónde estás en este momento, siente tu dolor más intenso, dónde más te duele la vida. ¿Qué es lo que más extrañas? ¿Qué anhelas? No pienses en ello, obsérvalo desde la quietud y la receptividad. Ahora considera ese dolor, ese deseo o esa carencia como una energía. Imagina tomar en tus manos esa energía de dolor, sufrimiento, deseo o tristeza. Probablemente verás la energía de ese problema girando sobre sí misma, dando vueltas sin encontrar salida. En cierto sentido, este problema se sostiene a sí mismo.

Ahora míralo desde tu energía femenina. Siente lo que ese dolor te produce. Observa esa sensación de carencia, de fracaso, de no ser lo suficientemente bueno, de no tener suficiente, de impotencia. Mira cómo te afecta esa energía, se apodera de tus pensamientos y te aleja de tu luz. Con tu ser femenino, toma este problema, o esta energía, y pregúntate: «¿Qué necesita este problema?». O pregúntale a la energía misma: «¿Qué necesitas para detener este impulso?». Al hacerlo, podrás ver que la carencia que experimentas tiene un carácter ilusorio. Pregúntale a tu ser femenino: «¿Qué se necesita aquí? ¿Qué energía, qué color, qué sentimiento?». Y luego siente que hay compasión en la energía de tu corazón, en tu propia energía femenina superior. Siente que gran parte del amor y la protección que buscas en los demás — en términos de reconocimiento en tus relaciones o en tu trabajo — en realidad lo tienes dentro de ti, y que buscarlo siempre fuera de ti no solo es extremadamente agotador, sino en última instancia, innecesario. Así no darás fruto.

A medida que creces, te dicen que tienes que ser alguien o algo en este mundo, que tienes que demostrar cuánto vales, que tienes que alcanzar todo tipo de metas en tu trabajo, tus relaciones, familia e hijos. Este impulso lleva a las personas a la desesperación, porque sugiere que la solución está fuera de su alcance. La carencia esencial que todos vosotros sufrís y con la que lucháis, es la falta de amor propio y la falta de confianza en vuestra propia fuerza e intuición.

Permite que la energía femenina dentro tuyo ame y acepte todo lo que vive dentro de ti — ¡tal como es! Por ejemplo, si sientes «estoy triste», «estoy desesperada», «estoy enojada» o «estoy melancólica, estoy deprimida», poner tu mano en la mano de tu energía femenina obrará maravillas. Ella dice: «Está todo bien, está bien. Te veo, te escucho». Reconoce quién eres realmente y luego deja que tu energía masculina, el manto protector que te rodea, te convenza de que realmente solo necesitas aceptar y transformar tu propio dolor, y no el de los demás. Deja que ellos se encarguen de su dolor, porque al sentirte responsable de la carga de los demás lo hace todo demasiado pesado e insoportable.

Vives en un mundo de dolor. Aunque se están produciendo muchos cambios, aún hay mucho dolor colectivo en este mundo. Y gran parte de él es causado por viejas imágenes de lo que debería ser y lo que no debería ser, y de lo que nunca podrá ser. No tienes que cargar con ese dolor. Empieza por protegerte de esa influencia y siente tu propia verdad. Tu verdad y tu luz ya están en ti. Sois almas muy antiguas y habéis adquirido mucha experiencia en muchas vidas en la Tierra — no sois recién nacidos aquí.

Usa tu madurez, tu inteligencia y tu perspicacia para distanciarte de las falsas ideas e imágenes colectivas. ¡Libérate! – ¡Sé pionero! – ¡Sé diferente! Asegúrate que tu energía masculina se encargue de desprenderte de esta vieja conciencia basada en el miedo para no dejarte engañar por esas imágenes de éxito y de lo que debería ser, de lo que se supone te hace feliz. ¡Sé crítico! Ten claro en tu mente qué es verdad. Eso es lo que tu energía masculina puede hacer.

Retírate si sientes claramente que no encajas en algún lugar, que no te nutres allí, que se está abusando de tu energía. Atrévete a romper con eso, ya sea en el trabajo, una relación o lo que sea. ¡Atrévete a ser crítico! ¡Atrévete a plasmar en la Tierra lo que es verdadero en ti y a protegerte! Usa tu energía femenina para explorar lo que realmente vive en ti, para ser verdaderamente amoroso y compasivo contigo mismo.

A través de esta colaboración de las energías masculina y femenina dentro de ti, nace un nuevo ser humano. Realmente – un nuevo ser humano toma forma a través de esta colaboración fluida de lo masculino y lo femenino. Y haz esto, primero, por ti mismo, lo cual luego tendrá un impacto perceptible en tu entorno, en tus relaciones, en tu trabajo, en el mundo exterior. Haz esto primero por ti mismo para lograr la integración y el equilibrio interno, de ese modo surgirán efectos en tu entorno que son sanadores para los demás. Al transformar primero tu propia conciencia a un nivel profundo, ayudas a cambiar la conciencia en la Tierra.

Daos cuenta de que habéis recorrido un largo camino. Dejad ir todos los pensamientos despectivos. Sois pioneros y líderes de una nueva era; de lo contrario, no estaríais aquí ni tendríais la paciencia para escuchar esto. Ya estáis «ahí», en cierto sentido, pero lo dudáis porque el hábito y la rutina os han sepultado en la negatividad del pasado. No dejéis que eso se convierta en vuestro ataúd. ¡Daos cuenta de quiénes sois! Reconoced vuestra propia grandeza, vuestro propio conocimiento interior y vuestros logros – y usadlos.

Muchas gracias por vuestra atención. Estáis conectados conmigo y con un gran campo de luz. Muchas gracias.

© Pamela Kribbe

Traducido del inglés por Isabel Suarez-Perez

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