Pensamientos temerosos
Pamela Kribbe canaliza a Jeshua
Queridos todos,
Soy Jeshua y me siento feliz de estar con vosotros.
Estáis trazando un camino nuevo para la Tierra, un camino interior, un camino de consciencia. Otros seguirán las sendas y rutas que creéis en vuestra mente, pues es mucho más fácil andar por caminos ya señalados. Vosotros sois quienes conquistáis territorio inexplorado, abrís nuevos caminos y los marcáis para que otros los sigan. Esa es vuestra tarea, lo que llamáis vuestra «misión»; es el compromiso que adquiristeis a nivel del alma antes de iniciar vuestra vida actual en la Tierra.
Vuestra felicidad viene de hacer esto y no os contentáis con menos. Solo os sentís internamente satisfechos e íntimamente conectados con la Tierra cuando sois conscientes de tener ese nuevo camino bajo vuestros pies y de estar creando lo que os habíais propuesto desde el alma. La vuestra no es una existencia cómoda, de medias tintas ni conformidad. Habéis elegido ser diferentes. Y ser diferentes ha hecho que experimentéis el dolor de ser rechazados por los demás. Pero recordad, también, la alegría y el triunfo de experimentar cada nuevo progreso de vuestra consciencia y de sentir un amor que se eleva por encima del miedo. Esos momentos en los que recordáis quiénes sois en esencia, pese a vivir aquí, en la Tierra, en medio de formas de pensamiento a menudo alimentadas por el miedo, son momentos de profunda alegría para vuestra alma. En esos momentos victoriosos es cuando vuestra alma toca la Tierra y cumplís vuestro destino.
¿Qué es lo que sucede en esos momentos en que os sentís henchidos de la esencia de vuestra alma y de la misión que os habéis propuesto llevar a cabo en la Tierra? ¿Qué es lo que realmente ocurre en esos momentos de unión entre vuestra alma y vuestra humanidad? Que no hay miedo, hay apertura. La voz del miedo queda sustituida por una confianza inquebrantable y una sabiduría interior de lo que es bueno. ¡Cómo anheláis experimentar ese sentimiento a todas horas, porque vivir con miedo os hace sufrir! El miedo genera malestar, es desagradable. Los pensamientos y sentimientos de temor debilitan vuestro cuerpo y vuestra alma. Son como un veneno que se cuela en vosotros, como arenas movedizas en las que quedáis empantanados y de las que, a medida que os hundís en ellas, cada vez os cuesta más salir.
Habéis de comprender que la energía del miedo, y el tipo de pensamiento a que da lugar, ha prevalecido en la Tierra durante siglos. Ha permeado las sociedades humanas como una nube o niebla alrededor de las personas, y eso ha hecho que les resulte difícil liberarse de esa energía. Ha hecho que los individuos buscaran la seguridad y el orden de la convivencia en comunidad, sin darse cuenta de que eso los llevaba a contagiarse de los patrones de miedo de los demás. Requiere valentía tomar la decisión individual de desconectarse y liberarse uno mismo de esa adicción, y decir «no» a ese patrón colectivo transmitido de generación en generación.
Aún hoy puede que os venza esa niebla de miedo, ese veneno de pensamientos temerosos. Todos habéis hecho elecciones positivas en vuestra vida, en las que decidisteis seguir la voz de vuestro corazón, la voz de vuestra alma. Con todo, no resulta obvio ni evidente cómo seguir avanzando por ese camino, porque la voz del pasado, la voz del miedo, sigue acechando y, a veces, os domina. El miedo intenta convenceros de que estáis siendo irresponsables, de que lo que os gustaría hacer no puede hacerse, de que no podéis ser diferentes y de que seréis castigados por ello. Castigos que casi siempre han venido impuestos por vuestros padres, maestros, jefes y otras personas cercanas; castigos que, en épocas remotas, a menudo fueron brutales. Pensad en cómo se persiguió en el pasado a los disidentes, tachándolos de herejes o gentiles. Todos vosotros cargáis en vuestro interior con ese pasado lleno de dolor.
¿Cómo librarse del influjo de esa nube, de esa niebla de pensamientos arraigados en el miedo? Lo primero que habéis de hacer es aprender a reconocer cuándo estáis pensando y actuando desde el miedo. Solo entonces podéis soltarlo y solo entonces se crea cierta distancia o un espacio entre vosotros y esa ansiedad. En verdad, estáis más que acostumbrados a vivir atrapados en el miedo. Ya desde el nacimiento heredáis de vuestro entorno social ideas cargadas de temor y desconfianza, por lo que al principio no os dais cuenta de que estáis inmersos en esa nube o niebla —es vuestra realidad normal. Por ello también, cuando tienen lugar esos momentos de reminiscencia y despertar, podéis experimentar una reacción inicial de miedo. Porque, cuando seguís la voz de vuestra alma y diferís de la norma, sentís que vais en contra de todo lo que se os ha enseñado a creer.
Veamos ahora qué se puede hacer con respecto al modo de elegir entre el miedo y el amor, entre el miedo y el alma. Imaginad por un momento esa niebla plagada de voces temerosas, preocupadas, inquietas, así como de todo tipo de creencias negativas acerca de vosotros mismos y de lo que es posible en la vida. Dejad que se forme espontáneamente y observad dónde estáis aún prendidos en ella. Simplemente, observad vuestro cuerpo y fijaos si hay partes donde la niebla sigue manifestándose. Es ahí donde os habéis puesto etiquetas sobre vosotros mismos que no son coherentes con vuestra alma; son esas ideas en las que pensáis que debéis creer.
Tened en cuenta que el miedo puede a veces llevar una máscara y disfrazarse de sabiduría, virtud y responsabilidad, pero sigue siendo miedo. No obstante, bajo ese disfraz de «virtud» se os han enseñado muchas cosas —que debéis controlaros; que debéis amar a los demás; que debéis cumplir con vuestro deber; que debéis ser obedientes. También, que no debéis desviaros demasiado de lo que es normal ni ser diferentes ni rebeldes, porque comportarse de esa manera sería egoísta, extraño, raro —y, desde luego, ¡nada bueno! Existe en la sociedad un tabú a ser diferente, un tabú asumido por toda esa gente que vive constantemente con emociones de ansiedad y cuyos pensamientos reflejan ese miedo.
También podéis imaginar que esa niebla de miedo es como un ente vivo real; una energía que ha empezado a tener vida propia. Imaginad que ese ente aparece ante vosotros como una niebla densa y tenebrosa, una niebla que desea seguir existiendo y se niega a desaparecer. Por lo que, cuando alguien se levanta y dice «Ya no creo en esta no-realidad; creo que más allá de la niebla hay un cielo azul y que es posible otra forma de pensar», esa persona experimenta una reacción adversa de la niebla. La luz que irradia dicha persona provoca una especie de respuesta sombría por parte del ente, una intensificación de la niebla. Y de inmediato, esa persona se siente sola y aislada. Otros se esconden, se aferran a la niebla y no quieren saber nada porque salir de la niebla es lo más peligroso que podrían hacer. Eso es lo que la niebla os dice. La niebla es, en cierto modo, como un hipnotizador que tiene a la gente bajo su hechizo y liberarse de ese hechizo requiere valentía. ¡Cómo quisiera que apreciarais diariamente vuestro valor cada vez que os atrevéis a liberaros! Cuando lo hacéis, suceden muchas cosas.
Volved a observar dónde persisten, dentro de vosotros y a vuestro alrededor, jirones de esa niebla. Pueden seguir prendidos en algunas partes de vuestra aura o del cuerpo. Preguntad a esas partes qué es lo que les preocupa o cuál es el mensaje de la niebla, y dejad que hable el miedo. ¿Qué os dice la voz del miedo? Dadle una forma a la niebla, un contorno, ¡pero considerad lo extraño de este fenómeno! En realidad, la niebla no es nada; podéis pasar vuestra mano a través de ella, no tiene consistencia. Y sin embargo, esa niebla influye considerablemente en vosotros: en vuestra consciencia y en vuestra visión del mundo. Ahora, dejad que la luz del Sol ilumine poco a poco esas partes donde la niebla sigue pegada a vuestra energía. Una luz cálida y suave se propaga por vuestro campo energético y va haciendo que se disuelva gradualmente. Imaginad que por encima de vuestra cabeza hay un Sol: un Sol intenso, cálido y brillante que refleja la Luz de vuestra alma. Dejad que esa Luz-Sol se derrame sobre vosotros: por la cabeza, los hombros, el aura y por todo vuestro ser. Si aún queda alguna parte que ofrece resistencia, no pasa nada, dejadla estar. No hay problema en que lo hagáis, siempre y cuando seáis conscientes de ello.
Actualmente hay cada vez más gente deseosa de escapar de ese viejo campo de consciencia de miedo y opresión. En la Tierra se está operando un cambio en la consciencia colectiva. Con todo, cada uno de vosotros vive ese proceso a su manera. Siempre es así: esa liberación del campo del miedo, de la niebla del pasado, es un viaje personal que hacéis en solitario. Hay momentos en vuestra vida en que os topáis cara a cara con esa opresiva energía del miedo, y con los juicios negativos sobre vosotros mismos, vuestras fortalezas y capacidades. El reto de enfrentar vuestra ansiedad interior es un reto individual en el que afrontáis la oscuridad que ha pasado a ser parte de cada uno de vosotros.
Resulta liberador y gratificante encontrarse en la vida con personas afines que andan el mismo camino, y en el futuro se darán formas viables de cooperación entre vosotros, los pioneros de la consciencia. Pero comprended que esa confrontación que en vuestra vida tenéis con el miedo —con lo viejo y con la niebla— es algo que habéis de afrontar en solitario. Lo que hace que os adentréis en un nuevo mundo, en un nuevo nivel de consciencia, es vuestro propio «poder solar» —el contacto que establecéis con vuestra alma y el salto que os atrevéis a dar hacia lo nuevo. Cuando un grupo de individuos lo hacen por sí mismos es cuando surge un nuevo campo de consciencia cada vez más libre de miedo y cada vez más lleno de alegría, posibilidades y respeto mutuo. El resultado es que cada vez se genera más Luz Solar en la Tierra. No la busquéis en los demás; cada uno de vosotros ha de cruzar su propio túnel, estrecho y sombrío, hacia su propia liberación personal.
Quisiera, para ello, ofreceros una pequeña ayuda. ¿Cómo reconocer la voz del miedo en vuestro interior y cómo distinguir lo que es miedo de lo que es la voz del alma y del amor? La voz del miedo es estridente, nerviosa, inquieta, y para hacerse escuchar se vale generalmente del pensamiento, de la mente. En el cuerpo podéis notar el miedo en forma de tensión, de incapacidad para relajaros y dejaros llevar. Vuestros músculos se tensan, vuestra respiración es superficial y agitada, y numerosos pensamientos, aparentemente sensatos y responsables, se disparan en vuestra cabeza: «¿Debería hacerlo así o de otro modo para que no ocurra ningún accidente?», «¡Cautela, porque esto o aquello podría ir mal!», «¡Ten cuidado, no te dejes llevar, contrólate!». Se os dan, disfrazadas de virtud, todo tipo de opiniones que, en el fondo, no son sino la voz del miedo. El miedo os paraliza y, cuando os dejáis atrapar en él, sois constantemente bombardeados por algo que parece venir de fuera. Vuestro cuerpo reacciona a los impulsos temerosos y estos empiezan a dominar vuestro pensamiento.
El pensamiento es una valiosa herramienta, pero cuando se deja gobernar por el miedo, genera una especie de corriente eléctrica que recorre todo vuestro cuerpo desde la cabeza, haciendo que os descentréis y provocando tensión y malestar; una permanente sensación de inquietud que termináis considerando normal. Muchas personas padecen un estrés persistente que intentan aliviar mediante el alcohol, las drogas o cualquier otra cosa que les proporcione un alivio de esa tensión, como dormir o hacerse adicto a las relaciones románticas o al trabajo. La gente anhela escapar de esos sentimientos desagradables y angustiosos, y busca alivio o distracción en cosas externas. El sufrimiento que os causa esa corriente de miedo es tan agudo que buscáis cualquier cosa que os proporcione cierta sensación de bienestar o de paz, por muy ilusoria y pasajera que sea.
Cada uno de vosotros puede identificar en sí mismo cuándo ha alcanzado ese punto en el que vive la vida a través del miedo. Vuestro cuerpo denota miedo mediante esa corriente eléctrica que dispara rachas continuadas de pensamientos en vuestra mente y mediante el deseo de controlar la vida desde el pensamiento, la preocupación y la ansiedad. En el momento en que os dais cuenta de lo que sucede, despertáis. Recordad siempre, incluso cuando estáis inmersos en ella, que la niebla quiere subsistir. De lo contrario, y antes de que os deis cuenta, podéis pasaros días enteros siendo arrastrados por la corriente del miedo, sin advertir que habéis quedado atrapados en la ansiedad. Ese momento en el que os dais cuenta de ello es un momento muy importante. Consiste en ir a contracorriente de ese miedo, en no creer en él ni dejar que os hipnotice. Consiste en manteneros centrados en la Luz del Sol que brilla dentro de vosotros —en ese saber silencioso y sereno que pertenece a vuestra alma.
Daos cuenta de que la energía del alma, del corazón, se siente de manera muy distinta a la energía del miedo. Como he dicho, podéis identificar el miedo por la agitación y el malestar que conlleva. El amor, la voz de vuestra alma, surge en la quietud, es serena y tranquila. Podéis sentir brotar esa voz desde lo más hondo de vuestro ser, desde un lugar de silencio en vuestro vientre: es un convencimiento profundamente sentido que os llega libre de presiones; un tenue susurro que jamás os alarma ni os exige ni os critica. Es más bien como una invitación a sentir y ver las cosas de manera diferente, y a tener la confianza de soltar. Podríais visualizar la voz de vuestra alma como, por ejemplo, una mariposa de alas delicadas y sutiles colores revoloteando por vuestro cuerpo, vuestro campo energético, vuestra aura. También podríais imaginarla como una pequeña hada o, simplemente, como colores suaves. También podéis escucharla como si cantaran ángeles o sentirla como una sensación de confianza, esperanza y optimismo, pese a que la voz del miedo o las voces de personas cercanas os digan algo muy distinto. Aquí, la regla de oro es: seguid vuestra intuición de paz hacia donde más paz sintáis.
A veces pensáis que es más fácil aferrarse al miedo y al ego, y eso puede daros un sentimiento pasajero de seguridad. Pero en realidad, seguís sintiéndoos muy reprimidos y rígidos. El descanso y la paz de verdad generan gran apertura a vuestro alrededor. En ese momento, os limitáis a confiar y a permanecer en el Ahora, aunque sepáis que no tenéis ninguna certidumbre y que no podéis predecir nada. Dejáis de anticiparos al futuro y vivís vuestra vida paso a paso. Os pido que mantengáis esa sensación unos instantes. No penséis siquiera en lo que tenéis que hacer después; estad totalmente presentes en el Ahora. Sentid la energía de vuestra alma y sentid que sois buenos, hermosos y valientes tal y como sois. Invitad a vuestra alma a acercarse y sabed que nunca os juzga, ni a vosotros ni las elecciones que habéis hecho. Para vuestra alma, todo es siempre aceptable. Y lo que siempre desea es ayudaros y alentaros.
Muchas gracias a todos.
© Pamela Kribbe
Traducción de Laura Fernández
One thought on “Pensamientos temerosos”
“Mantenernos centrados en la Luz del Sol que brilla dentro de nosotros —en ese saber silencioso y sereno que pertenece a vuestra alma.”
Qué mensaje tan hermoso…
El amor es luz, paz, valor y sabiduría. Camino, Verdad y Vida.