Sé un hijo de la tierra
Pamela Kribbe canaliza a Jeshua
Queridos amigos,
Soy Jeshua. Estoy aquí para ayudaros a conectar con vuestro ser más profundo, la parte de vosotros que es Cristo. Durante mucho tiempo me habéis admirado como un maestro y un profesor que guía el camino, pero estoy aquí para entregaros la antorcha. Estar aquí produce un sentimiento tan placentero; estar entre personas de ideas afines, entre amigos. Sois queridos, os amo.
Nacéis en una realidad que se ha desconectado de “la realidad”. La conexión con lo superior, con vuestro propio centro, vuestra alma, se ha perdido. Esa desconexión se ha institucionalizado en la sociedad: en la educación, en la orientación, en la medicina. Es la falta de conexión con vuestra propia alma lo que más profundamente os hiere y os hace infelices. Pero estoy aquí para ayudaros a recuperar esa conexión; en creer una vez más en lo que realmente sois y en experimentar esa alegría. Conectaros de nuevo con la fuente chispeante y brillante de luz que está viva en vosotros, que se encuentra en vuestro ser terrenal: en vuestro cuerpo, vuestra mente, vuestro corazón. Os animo a que os unáis a mí en este sentimiento.
En primer lugar, siente la tierra debajo de ti, siente la energía de la Madre Tierra. Siente la riqueza, la pura belleza de la naturaleza y los seres vivos en ella; pues son parte de ti. El reino vegetal, animal y humano necesitan ser un todo, enriquecerse y apoyarse mutuamente. Haz esa conexión ahora con la Tierra, con tu hogar. Siente que la energía bajo tus pies fluye hacia ti desde la Tierra viva. Aquí ella te da la bienvenida y te saluda como alguien que conoce. Quiere abrazarte y apoyarte, tanto a tu cuerpo como a tu espíritu. Desea que te des cuenta de que eres un hijo de la Tierra.
Tomemos un ejemplo de la inocencia de la naturaleza: los animales y las plantas que viven en una consciencia atemporal. Debido a esto, pueden disfrutar del momento: la vitalidad y el flujo de la vida que corre en ellos. Ese simple hecho ya no es lo natural para ti, pero ahora deja que nuevamente fluya a través de ti. Siente en tu fondo: “¡Vivo! Lo que sea que eso signifique, cualquier propósito que sirva, ¡vivo!” Siente lo naturalmente libre y chispeante que es la vida. No busca nada; simplemente es, pero siempre está cambiando, siempre en flujo. Permite que esa energía llena de brillo se mueva y suba ahora hacia tu pelvis y tu vientre. Mira si puedes enfocar tu respiración a esa zona de tu cuerpo, para que te conectes conscientemente con el flujo de energía de la Tierra.
Vosotros sois hijos de la Tierra. Sin esa comprensión no podéis cambiar nada y tampoco podéis verdaderamente vivir. Desde vuestras cabezas y mentes podéis teorizar, podéis analizar y aplicar conceptos, pero hacer eso no tendrá poder real o longevidad dentro de vosotros si no cooperáis con el flujo dinámico de la vida de la naturaleza misma. Así que dad la bienvenida a vuestro propio vientre. Dad la bienvenida a la vida en vosotros que es tan impredecible y a veces parece tener voluntad propia.
A esa vida también pertenecen vuestras emociones y sentimientos, así que conectémonos en estos momentos desde vuestro corazón con ellos y dadles la bienvenida. Tenéis miedo de vuestros propios sentimientos, porque os han enseñado a controlarlos con vuestras mentes. Sin embargo, hay un deseo dentro de cada uno de vosotros: una cierta naturaleza salvaje, un deseo de liberaros, de ser realmente libres, y cuando se basa en la Tierra viva, ese deseo es el más natural de todos. Pero cuando se basa en las limitaciones establecidas por el mundo humano desconectado, entonces desconfiáis de vuestro propio deseo de libertad y de vuestra sensibilidad. Ya no creéis en ello, por lo que apenas os atrevéis a estar presentes en vuestro vientre, y también a menudo sois un extraño para vuestro corazón.
Vuestra mayor tarea en esta vida es abrazaros a vosotros mismos como seres humanos que son parte de la naturaleza, y habitad completamente en vuestro corazón y en vuestro vientre. Hacerlo trae luz a la Tierra. Cuando suficientes personas manifiestan su luz de esta manera, como un ser humano vivo con un corazón abierto que está profundamente arraigado en su vientre, más se colapsan los viejos sistemas de poder, miedo y corrupción. Habrá demasiado poco para apoyar estos sistemas; habrá demasiada luz, lo que hará que estos sistemas se colapsen. Pero el cambio viene de dentro de todo vuestro ser; no puede ser impuesto únicamente desde la cabeza. El cambio realmente puede tener lugar sólo a partir de una conexión viva con vuestro ser terrenal.
Ahora quiero ayudarte a sanar más directamente la conexión con tu propio yo viviente. Y el mejor ejemplo de vitalidad, naturalidad e inocencia es un niño que aún no ha sido moldeado por la sociedad o por la educación. Una vez fuiste un niño en la Tierra, un niño sensible; un niño con una consciencia particular. Naciste con un cierto conocimiento interno y una sensibilidad en tu corazón que era natural para ti, pero que no lo era para las personas que te rodeaban. Tus padres estaban cargados de miedos, con ideas restrictivas del pasado y, cuando eras un niño pequeño, te afectaban mientras crecías. Ese fue tu primer encuentro con el mundo humano: el mundo del miedo, la confusión, la oscuridad; un mundo con una pobre conexión con la singularidad del alma.
Siente a ese niño dentro de ti. Mira ese primer momento de confusión en la cara de tu niño interior. Siente cómo era cuando ese niño era puro; cuando todavía estaba conectado a su propio corazón y vientre; cuando era un hijo de la Tierra y lo sentía. Se consciente de qué energía de tu entorno, tal vez de tu padre o de tu madre, te ha afectado más, en el sentido de que perdiste el contacto con tu propia alma. No es una cuestión de culpa o reproche; solo nótalo como un hecho: “Dónde y por qué me empecé a confundir; ¿qué me robó mi fuerza?”
La familia biológica es una de las mayores causas de desconcierto en tu vida; un velo que se pone entre tú y tu propia alma, tu auténtico yo. Como niño pequeño, estabas profundamente apegado a tus padres; ni siquiera podías sentir la diferencia entre ellos y tú. Faltaban los límites, lo que te hace especialmente vulnerable a las influencias de tu familia biológica basadas en los miedos. Miedos inconscientes, tal vez; pero, sin embargo, que te han afectado profundamente, porque aún no tenías límites bien definidos.
Cuando sostienes al niño dentro de ti mismo, y las heridas que ha sufrido, y las ves claramente en tu visión de nuevo, puedes sostenerlo cerca, bajo tu propio control, por así decirlo; puedes traer al niño perdido de nuevo a casa. Mira si puedes verlo ante ti; mira si puedes encontrar en ti un niño perdido que te necesita: tu corazón, tu sabiduría interior y tus firmes raíces. Invita a ese niño a ocupar su sitio en tu vientre, a encontrar reposo y a sentir su conexión a la Tierra. Vuelve a tu propia casa; abraza tus partes de sombra, porque la sombra no es real. Estás confundido; has comenzado a dudar de ti mismo y de la fuente de luz que eres. Pero ahora es el momento de despertar para que la luz pueda fluir de nuevo.
El alma de la Tierra te llama. Quiere trabajar contigo para crear una nueva energía, una ola de renovación en este planeta. Vosotros sois trabajadores de la luz. Vuestras almas han escuchado la llamada al cambio, no sólo en vosotros mismos, sino también en los reinos naturales de la Tierra y en el mismísimo corazón de la humanidad. Hay muchísimo dolor y sufrimiento en el mundo, y sabes que a menudo te sientes totalmente impotente para cambiar cualquier cosa. Pero eres un punto luminoso en este mundo, ¡ten esa certeza! Disfruta de tu corazón abierto, de tu yo abierto. ¡Siéntelo de nuevo!
Muchos de vosotros habéis hecho tanto trabajo interior y lo habéis estado haciendo durante años, a veces incluso décadas. Habéis pasado tiempo mirando las partes oscuras dentro de vosotros, investigando el miedo y las creencias que os limitan. Os habéis liberado y soltado mucho; sin embargo, cuando miro al grupo de trabajadores de luz que están aquí en la Tierra, veo que el mayor temor, o dilema, es expresarse en este mundo. Os habéis liberado interiormente y habéis dado grandes pasos hacia adelante; siendo muy honestos con vosotros mismos. Pero cuando se trata de poner esta luz, esta consciencia, en vuestro entorno, entonces sentís una resistencia interior, y en especial miedo. Aún tenéis miedo de desviaros, de ser diferentes; el miedo a ser rechazados o castigados por lo que sois. Esos temores a menudo provienen de la antigüedad, incluso de otras vidas.
Quiero enfatizar aquí que ahora hay espacio para vosotros en este mundo. Podéis salir hacia fuera con vuestras almas, con vuestra luz, y eso es lo único que os hará realmente felices. Ahora habéis progresado en vuestro crecimiento interior hasta tal punto que ya no estáis satisfechos solo con el crecimiento interior y el hecho de haberos vuelto más conscientes. Hay un impulso presente en vosotros para establecer vuestra luz y hacerla visible. Este es también el siguiente paso en el camino de consciencia, porque evoca miedo en todos vosotros. Requiere coraje y audacia poder ser completamente quiénes sois en este mundo, ¡pero es posible!
Os pido que ahora miréis vuestra vida diaria y sintáis dónde retenéis vuestra propia fuerza o vuestra propia luz, ya sea en el trabajo, en las relaciones personales o con vuestras familias. Mirad lo que espontáneamente os viene a la mente como un aspecto de vuestra vida en el que no mostráis vuestro verdadero yo. Y puede que experimentéis una sensación de ansiedad o limitación cuando pensáis en hacerlo. Pero no olvidéis que vuestro verdadero yo es un yo terrenal: está lleno de vida, lleno de alegría; es creativo. Sentid ese yo verdadero en vuestro cuerpo. ¿Dónde os sentís restringidos?
Preguntaros si podéis pensar en qué paso dar, un paso concreto. Y con la palabra “concreto”, me refiero a un paso visible y tangible que os permita crear una apertura, para que podáis permitir que más de vosotros mismos sea visible y se manifieste en este mundo. Tal vez es una emoción que expreséis más claramente a otros. Tal vez es algo que queréis ofreceros a vosotros mismos que os habéis privado por falsa modestia. Tal vez son planes que habéis guardado para un tiempo posterior, pero que nunca se han materializado. Permitiros ese paso y sentid la alegría efervescente ante la mera idea de libertad y vitalidad.
Este es el siguiente paso para vosotros: el orgullo de quiénes sois en este mundo. Sé un maestro, sé un pionero; ya no te escondas. Sé polémico si es necesario, pero siente cómo lo haces desde el amor y la consciencia. No tienes que hacer del mundo un lugar mejor. No hay necesidad de ser demasiado tajante o ambicioso para salir. Se trata más del flujo sin esfuerzo de ser tú mismo, como un animal o un árbol que simplemente lo es.
Os saludo a todos de corazón y os pido que sintáis nuestra energía combinada, nuestra amistad. Somos iguales; estamos conectados.
Muchas gracias.
Jeshua
© Pamela Kribbe
Traducido del inglés por Cristina Yoh
One thought on “Sé un hijo de la tierra”
Gracias por su canalización. Feliz año un fuerte abrazo