¿Cómo transformáis la sociedad?
Pamela Kribbe canaliza a la Tierra
Querida y preciosa gente,
Saludos a todos. Soy la voz de la Tierra. Acogedme en vosotros, pues soy vuestra madre. Abridme las células de vuestro cuerpo para que pueda sustentaros. Quisiera que os relajarais, así que hacedlo ahora. Soltad toda la tensión, los muchos pensamientos de la cabeza y las insistentes preocupaciones con las que tantos cargáis; dejad que todo ello se desprenda. Dejad que el aire circule a través de vosotros y a vuestro alrededor.
Me sois muy queridos. Os amo profundamente y agradezco vuestra presencia. Confiad en mí, algo que nunca os han enseñado a hacer. De hecho, se os ha enseñado a desconfiar de mí. De niños, aprendéis muy pronto a recurrir a la energía y las facultades de vuestra mente para organizar la vida y así poder manejarla.
Gran parte de la educación y la formación de los niños está orientada a hacer de la vida algo manejable, así como a conseguir que la gente se adapte a un sistema social que está ya firmemente establecido. Este tipo de educación y de formación confunde a los niños porque en ellos fluye todavía una corriente de espontaneidad e intuición que está fuertemente conectada con sus emociones y que, por su franqueza y crudeza, a menudo asusta a los adultos. A medida que vuestra educación prosigue, vais desarrollando cierta cautela con respecto a vuestras emociones, al poder y a la pasión que contienen, a su falta de límites.
Ahora bien, ¿de verdad carecen de límite las emociones? No. Las emociones tienen su propia dinámica. Si dejáis que sigan su curso, llega un momento en que recuperan, por sí mismas, un equilibrio natural. Si dejáis que un niño se desahogue cuando está enfadado —porque siente que lo están tratando injustamente, por ejemplo—, ese niño regresará, al cabo de un tiempo y de forma natural, a un estado de silencio, de reflexión. A veces, es necesario ayudar al niño a con ello, pero lo que casi siempre ha venido haciéndose, y aún se hace, es suprimir esa emoción e impedir que se exprese. Y al hacer esto, la vida emocional original del niño queda restringida casi desde el principio.
Se os presiona enormemente para que os convirtáis en adultos que se controlan y que no acostumbran a confiar en la espontaneidad de sus emociones, deseos, entusiasmo o pasión. De este modo, quedáis alienados de vuestras motivaciones más profundas. Las ocultáis, por así decir, en un rincón oscuro al que no os atrevéis a ir. No obstante, más tarde o más temprano, aquello que ha sido ocultado desea salir de su escondite. La voz de vuestro corazón, de vuestra alma, no puede ser silenciada para siempre.
Y parece que justo ahora, en estos tiempos, esa voz del alma está despertando de forma simultánea en muchas personas. Podría decirse que está teniendo lugar una especie de revolución. La gente quiere vivir, no solo sobrevivir y no solo organizar la vida, sino participar en ella plenamente. Está empezando a plantearse la necesidad de una experiencia auténtica y profunda, y ello puede dar lugar a intensas fluctuaciones en vuestra vida emocional.
Estáis en vías de regresar a vuestro centro, a esa esencia que es a la par celestial y terrenal. Lleváis en vosotros un alma inmortal; es infinita y algo que no puede aprehenderse intelectualmente. En vosotros palpita esa luz que es infinita, que no depende del tiempo ni del espacio, y que no está atada a vuestro cuerpo. Con todo, esa chispa infinita de luz eligió iniciar un baile con el cuerpo y un baile conmigo, la Tierra, y con la naturaleza. ¿Y por qué? El alma se encarna en un cuerpo con el fin de experimentar algo especial que no puede ser experimentado en el plano celestial. La luz quiere adoptar una forma y hacerse corpórea para experimentar la vida y la creatividad desde la materia, aprender de ese estado y seguir creciendo.
Al adoptar una forma, os volvéis visibles y aparecéis ante los demás como un ser individual. Existe entonces uno mismo y los demás, y puede haber comunicación entre los distintos seres vivos, interacción, así como la necesidad de comprensión y la posibilidad de diversión. La manifestación del alma en la Tierra hace posible la creación y toda esa increíble diversidad que convierte la vida en algo realmente interesante y emocionante —¡en una aventura! El propósito de que el Cielo y la Tierra se encuentren, de que el alma se funda con el cuerpo, y el objetivo de la humanidad, es crear y experimentar la magia de esa aventura.
Llegados aquí os podríais preguntar cómo es posible que la vida humana en la Tierra se haya convertido en un ejemplo de control de la vida, de manipulación de la vida, y que tanta gente —y la naturaleza también— padezcan una energía de opresión y crítica. ¿Adónde ha ido a parar esa magia original, esa aventura que con tanta claridad sentíais de niños y que, como tales, os pertenecía?
El sufrimiento de la humanidad y de la naturaleza me entristece. Hay en la gente tantos anhelos, tanto dolor y tanta emoción reprimida… Sin embargo, hay esperanza. Está teniendo lugar un cambio. Y hablo a quienes estáis leyendo estas líneas porque sé que sois sus precursores. Sois quienes sentís que vienen cambios y que, cuando el cambio lo lleven a cabo muchos individuos, algo nuevo podrá surgir en la Tierra.
Quisiera invitaros a experimentar ese sentimiento dentro de vosotros mismos. Adentraos en vuestro propio ser e id con vuestra respiración hacia el abdomen. Conectad con la alegre energía de vuestro niño interior. Ese niño sabe de magia y aventura; ese niño confía en una fuerza mayor; ese niño no necesita controlar ni vigilar desde la mente; y ese niño aún está ahí, dentro de vosotros —vivo—, no podéis matarlo.
Imaginad por unos instantes que veis a vuestro niño y ¡acogedlo! Sentid de qué manera ese niño vuestro está conectado conmigo. Sentid que, en lo más hondo de sí mismo, el niño sabe que quiere estar aquí y convertirse en un puente humano entre el Cielo y la Tierra. Volved a descubrir la magia y traedla de vuelta a vuestra vida.
¿Qué es lo que podéis hacer en vuestro día a día para generar un sentido de magia y aventura? Preguntadle a vuestro niño qué necesita para volver a sentirse vivo. Puede ser algo muy sencillo, así que no os lo toméis con solemnidad, sino más bien con diversión y sin complicaciones. Vuestra mente tiende a pensar que, para cambiar la consciencia de la humanidad, tienen que suceder cosas grandiosas. Pero insisto, volved a lo que es sencillo: a la magia de vuestro niño interior —esa es la respuesta. Es ahí donde reside vuestra conexión con un poder mayor, celestial y terrenal. Es ahí donde os dais a vosotros mismos algo más grande que vosotros. Por desgracia, vuestra fe en esa posibilidad se ha tambaleado. Sin embargo, puede ser algo totalmente tangible en vuestra vida.
Muchos de vosotros no dejáis de esforzaros por estar presentes en la Tierra, particularmente en el ámbito social. Pero la manera actual en la que la realidad está organizada y estructurada, además de determinada por leyes, reglas, expectativas y requisitos, a menudo os oprime y ahoga vuestra creatividad. Esta realidad es lo opuesto a la magia y la aventura, y por lo general os sofoca.
Algunos de vosotros os sentís tan ajenos a esta sociedad que dudáis de si realmente hay en la Tierra un lugar para vosotros, y es precisamente a vosotros a quienes os quiero decir esto: aquí tenéis vuestro Hogar, en mí y conmigo. Yo soy el alma de la Tierra y vosotros me amáis. Distinguid entre la realidad social, con sus normas y conceptos humanos, y la energía de la naturaleza en su estado puro: la energía de los bosques, los océanos, los pájaros y las flores. Esa es la energía original de la Tierra y es ahí donde está vuestro Hogar. Vosotros entendéis y apreciáis esa energía. Yo siento vuestro aprecio y os honro por ello.
No batalléis contra la sociedad, pues, en cuanto emprendéis una lucha, empezáis a querer actuar, estructurar, organizar y, casi siempre, forzar algún tipo de cambio. Sin embargo, mucho de lo que hoy prevalece en la sociedad, y que es fruto del control, de viejos juicios y de la fuerza, solo podrá derrumbarse mediante una crisis. A veces, es necesario que algo muera completamente antes de que pueda producirse un cambio de verdad. Vosotros podéis ayudar a fomentar el cambio de consciencia en la Tierra en vuestra propia vida diaria, volviendo a vuestra fuente, a vuestro niño interior: a vuestra originalidad. Atreveos a sentir vuestras emociones y trabajad con ellas. Atreveos a soñar de nuevo, atreveos a sentir pasión y a creer en las posibilidades que la vida ofrece, aunque la sociedad os diga no es posible ni factible.
Lo que es posible es muchísimo cuando las personas viven desde su corazón, cuando se atreven a confiar incondicionalmente en sus sentimientos. Lo cual no significa actuar cada vez que se presenta un impulso. Significa que sois sensibles a lo que os afecta y conmueve; que os adentráis en vosotros y reconocéis a vuestro niño no solo cuando está enfadado, angustiado o triste, sino también cuando siente entusiasmo y pasión; que trabajáis con ese niño y os atrevéis de verdad a vivir de acuerdo con vuestras motivaciones y vuestros ideales más profundos. Hacer eso es lo que en última instancia transforma la sociedad. Y no luchando contra algo, sino regresando a vuestra propia verdad, a vuestro ser original.
Para terminar, os voy a pedir que llevéis vuestra consciencia hacia los pies y que sintáis cómo descansan en el suelo. Imaginad que respiráis a través de los pies. Cada vez que inhaláis, absorbéis energía de la Tierra. Vuestros pies se van haciendo más pesados, sentid cómo os sujetan. Sentid que yo, la Tierra, os sostengo. No tenéis que hacerlo todo solos. Existen fuerzas mayores que quieren ayudaros, que quieren apoyaros en el camino de vuestra alma.
Sentid esas fuerzas durante unos instantes y sentid la solidez de mi apoyo. Luego, y aunque no sepáis exactamente lo que hay aquí ni cómo, intuid los poderes celestiales que también están aquí presentes en forma de guías y ángeles, y de vuestra alma. Se trata de experimentar una fuerza mayor, alegre y benévola; una fuerza que no os juzga, sino que sabe cómo os sentís y solo muestra simpatía y compasión.
Sentid esa fuerza que fluye desde atrás hacia vuestro corazón, pecho y hombros. Dejad que esa ayuda, ese consuelo y aliento entren en vuestra vida. Sentid cómo se acalla vuestra mente cuando sintonizáis con esas energías que os amparan y sustentan. Confiad en las señales, esas que continuamente recibís de vuestro cuerpo y vuestros sentidos. Existe en la vida un poder mágico que puede guiaros, uno centrado en la alegría y la capacidad creadora. Tal es el poder mágico que transformará la vida en la Tierra.
© Pamela Kribbe
Traducción de Laura Fernández